domingo, 25 de octubre de 2015

#RajoyRefugiado

Buenos días, son las 7:03 de la mañana del día 25 de Octubre del 2015, no sé si son por la hora de hoy o de ayer ( :P ).

Sólo quiero denunciar que lo del ahorro de energía es totalmente falso.

Si nos solemos levantar sobre las siete de la mañana y hoy a las seis ya estábamos en la cocina por eso del ritmo biológico o algo parecido a estas horas ya hemos calentado el desayuno en el microondas, la luz  ha estado una hora encendida y el ordenador no ha parado un momento ¡Toma ahorro!

Lo que sí han conseguido es adelantar una hora la mala uva que se nos pone al leer los periódicos, no hay mente sana que pueda soportar en tan breve tiempo las noticias de tres mujeres asesinadas por sus parejas en menos de 24 horas, la pretensión de enseñar tauromaquia como formación profesional, la interpretación de un juez de que cuando a una mujer la rocían con gasolina no se tiene intención de matarla y como algo "insuperable" descubrir que se trabaja en una prueba piloto con la que se pretende acoger a ¡50 refugiados!   http://www.publico.es/politica/gobierno-enviara-lunes-italia-equipo.HTML

Imagen de dos niños que intentan entrar en calor con mantas de emergencia mientras van llegando otros refugiados e inmigrantes a la isla griega de Lesbos. AFP / ARIS MESSINIS
¡Alabado sea el Santísimo! decían cuando yo era niña las mujeres, que traducido al lenguaje actual sería algo así como ¡Váyase a la mierda, Señor Rajoy! O mejor ¡váyase usted a los campos de refugiados! Eso es, propongo que la experiencia piloto consista en enviar a Rajoy y sus compañeros y compañeras europeas a pasar una semana con todo incluido a alguno de los campos de refugiados que existen en las fronteras europeas. Que sean los propios refugiados los que decidan a quien quieren como acompañantes y las condiciones que deben cumplir para ser aceptados como compañía. Creo que una revisión sanitaria sería obligatoria, sobre todo psiquiátrica, para descubrir en qué momento perdieron la decencia y dignidad, si nacieron así o se fueron haciendo "de grandes" y sobre todo, si es contagioso, para plantearse la posibilidad de crear un campo de refugiados exclusivo para ellos y ellas. Imaginarlos entre el barro, empapados y cubiertos con las mantas térmicas, esas doradas que aparecen encima de los cadáveres, es una escena que a estas horas ni me cuesta ni me desagrada imaginar.

Pensándolo bien, voy a tener que agradecer que esta noche haya tenido una hora más...

domingo, 4 de octubre de 2015

¿INCOHERENCIAS?

Hay días pa todo..

Hay días como el de hoy, en el que duermes mal y te levantas demasiado pronto para aprovechar el tiempo.

Y entonces es cuando pienso en las cuestiones referidas al tiempo y las contradicciones de la vida. En que esta semana estaba en la  organización y despedida de un párroco ( muy peculiar, eso sí) y que hoy me gustaría dar la bienvenida en Gijón a La marcha internacional de mujeres, http://www.verkami.com/projects/10679-feminist-caravan-2015#, que llevan caminando desde el 8 de Marzo y apenas han arrancado algún artículo en los periódicos relevantes.

En que cuando vives en un pueblo pequeño los gestos son muy importantes y muchas veces están por encima de ideologías y creencias, intentando sumar y trabajar por el bien de la comunidad. Y que  aunque suene a película americana barata, yo si creo que el valor del trabajo público, en el que mejora la vida e implica el compromiso de toda la ciudadanía o como queramos llamarnos a las personas que vivimos aquí.

En que ayer llegaron más de 150 inmigrantes a las costas de Almería en pateras y afortunadamente vivo lejos de ese lugar para no tener que convivir con ese drama a diario, porque digan lo que digan no es lo mismo verlo por la tele que traerlos a tu casa y dudo muchísimo de que yo fuera capaz de estar a la altura de las circunstancias...

En Lucrecia de Borgia que está esperándome en un libro y a la que tengo abandonada, en que sigo admirando y soñando con que algún día seré capaz de escribir algo que merezca la pena, un libro de verdad, pero que sigo dejando que la vida me lleve y decida por mí con la esperanza de que en algún remanso no me quede más remedio que saltar para poder seguir adelante.

Somos muchas sumas, coherentes, incoherentes, equivocadas, acertadas y un etc. etc. etc.

Descubrir que eso de la coherencia en el día a día es más una intención que una realidad me ayuda a relajar el cuerpo y el ánimo, a disfrutar hasta de los errores y entender que en lo cercano las obras a veces resultan  hasta extrañas.

Eso sí, hay principios y reductos inamovibles a los que se debe volver siempre y que  ayudan a no perder el rumbo, por que una cosa es salirse de la ruta y otra abandonar el camino.







domingo, 20 de septiembre de 2015

NO SOY DE AQUÍ

Acojonada me hallo.

Pues si, tal cual, acojonada me hallo. Porque resulta que NO SOY DE AQUÍ.

Y parece que ahora se lleva ser de AQUÍ; los recursos para los y las de AQUÍ (lo de -las- por supuesto es añadido mío porque las mujeres no somos ni de aquí ni de allí...)...

Y miren, no tengo claro que hay que tener para ser de aquí. No sé si se trata de nacionalidad (asturiana, gallega, castellana, vasca, catalana ???? ) , de tener dinero o no, de trabajar o estar en el paro, de la raza, de la religión o incluso de ser una persona sana o enferma...
Estoy casi segura que hay personas que se consideran DE AQUÍ por pertenecer a alguno de los colectivos anteriores, obviando el de enfermas por supuesto, y excluirían al resto por ello. ¿Les parece raro? Pensemos, pensemos...

No hace tanto tiempo en este país gobernaba un señor cuya máxima era que lo nuestro era lo mejor, lo de AQUÍ y aún hoy muchas personas creen que si volviera se resolverían la mayoría de nuestros problemas, olvidándonos de todo lo que no interesa recordar, que para eso la historia la cuentan siempre los del bando ganador.

Por la misma época gobernó otro señor al que le molestaban las personas de otros colores, otras religiones y otras razas que no fueran la suya, pueden pensar que estoy exagerando pero todo tiene un origen y Hitler caía bastante bien a la gente en sus comienzos, como esas páginas que compartimos en las redes sociales en las que se leen frases como "Los de aquí primero" y mensajes parecidos, que nos parecen cargados de razón pero que encierran una gran manipulación y peligro, ayudando a germinar odio y rechazo de forma sutil, sin darnos cuenta de que estamos cayendo en una trampa muy bien preparada.

Desde mi punto de vista somos el producto de unas guerras ajenas a nuestros intereses, de una crisis inventada para apretarnos y recortarnos esos pocos derechos que habíamos conseguido, y de un intercambio de cromos entre poderes internacionales frente a los que sucumbimos creyendo que de verdad sus objetivos son nuestro bienestar.
Yo sólo observo un mundo con personas a las que nos interesa y nos mueven los mismos objetivos, que lloramos por nuestras hijas e hijos, buscamos un lugar digno para vivir y trabajar y que estamos a merced del lugar en que nos trajeron al mundo y de intereses religiosos encubiertos por intereses económicos; llámense petróleo, diamantes, gas...

En fín, que no soy de aquí.

Nací en Castilla, aquella que llamaban La Vieja, por lo que siempre me quedará el recurso de reivindicar mi status de "castellana vieja", pedigrí que evitaba ser expulsada del Reino en tiempos pasados, tiempos que aún se recuerdan gloriosos para la historia de España.

No tengo ni idea de como terminará esto, pero es evidente que nada ni nadie podrá impedir que este planeta desaparezca tal y como lo hemos conocido hasta ahora.

No habrá vallas, cuchillas o electricidad suficiente para detener a los millones de personas que quieren vivir dignamente, que están cansadas de observar como no nos preocupan lo más mínimo, personas que no tienen nada que perder y que no nos deben nada. Esperemos que el día que ellas consigan su lugar, que lo conseguirán, se comporten mucho mejor de lo que lo estamos haciendo nosotr@s, por la cuenta que nos tiene.

Imagen recogida de internet, Asociated Press.

 

jueves, 13 de agosto de 2015

El Síndrome del Cuerpo Inquieto.



Dice un médico "cercano a la familia" que lo que tengo es el Síndrome de las piernas inquietas, algo que te impide dormir tranquilamente porque te pasas la noche con ellas para fuera, para dentro...un no parar, pero yo estoy comenzando a pensar que lo que en realidad tengo es el Síndrome del cuerpo inquieto.
¿Qué organismo con algo dentro, que no sea arena, está tranquilo cuando todos los días nos levantamos casi con la certeza de que alguna mujer será asesinada, despojada de su familia o molida a palos?
Esta guerra no la hemos iniciado nosotras, no somos las culpables por querer trabajar, estudiar o pedir que nos reconozcan los mismos derechos que a ellos (como algunos pretender hacer creer). Tampoco de exigir respeto, libertad, educación, una vida digna, un clítoris íntegro, que nos ignoren las religiones o al menos no nos tengan tanto en su pensamiento y dejen de ponernos metros y metros de tela encima hasta enterrarnos.


En esta guerra las víctimas siempre caen en el mismo bando, no hay reglas a respetar y por supuesto no hay negociaciones ni presidentes que pidan una tregua.
Por eso, más que una guerra es un exterminio, se llama Feminicidio; matarnos por ser mujeres, por haber nacido con unos genitales o unas hormonas diferentes.
Yo he soñado en numerosas ocasiones que un día despertaba y los hombres habían ocupado nuestros cuerpos y nosotras los suyos, observar las caras de impotencia e incredulidad ante el panorama que se les ofrecía por delante, el miedo en los ojos de todo un ejército de Boko-Haram tapados de la cabeza a los pies y embarazados de sus secuestradoras. La mirada de los asesinos que han terminado con sus familias colocada en los ojos de esa madre o mujer, en los de las dos amigas que aparecieron ayer antes de ser quemadas...
Pero es solo un sueño, un mal sueño, una manera de desahogar la rabia, el dolor, la injusticia y la impotencia de ser mujer en este mundo.

 
 

sábado, 25 de abril de 2015

Algunos libros del recuerdo



OLORES DE VERANO


Recuerdo el calor en los meses de julio y agosto.

Recuerdo mi casa en vacaciones, fresca por dentro y fuego en la calle. Sobre todo en las horas de la siesta, en las que nadie se atrevía a poner un pié fuera por miedo a fundirse con el asfalto.

Recuerdo el desván, bochornoso al mediodía, con aquella claraboya justo encima de las cajas de cartón apiladas año tras año, esperando por alguien que las ventilara o simplemente soplara el polvo.

Recuerdo las cebollas en ristras colgadas de la pared, las patatas al fondo, en el suelo, al lado de las manzanas, los pimientos y las peras de invierno.


Recuerdo la mezcla de olores que producían todos juntos; un aroma semejante al de un gran frutero que me daba la bienvenida a mi suite particular donde me escondía huyendo de la siesta, de las tareas aborrecidas o las riñas esperadas.

Recuerdo subir para 10 minutos y desaparecer del mundo, de este mundo.

Recuerdo libros llegados de “Madriz”, de las casas donde las primas de mi madre trabajaban de criadas (que así las llamaban en aquellos años), textos desahuciados junto a sus pequeños dueños de los dormitorios infantiles, y que allí, empaquetados, pedían una segunda oportunidad para demostrar que lo suyo no era cuestión de edades.

Recuerdo cuentos y leyendas escritas en una prosa empalagosa, palabras que en mi pueblo y en mi colegio nunca había escuchado. Historias de oriente, de África y de Sudamérica, heroínas y héroes a los que les costaba compartir espacio con tanto producto castellano, resistiéndose a perder su esencia en pro de aquella naturaleza creada para la perduración del cuerpo.

Recuerdo a Tom Sawyer y Huckeleberry Finn bañándose en el río y escondidos en un cementerio, las historias de Marcial Lafuente Estefanía que cogía a escondidas de la mesita de mi padre en las que los sudistas siempre intentaban recuperar su oro, los pasteles de carne que la tía Fanny preparaba para merendar a “Los cinco”, la voracidad con la que leí toda la saga de “Flores en el Ático” para entender como una madre podía permitir esa existencia tan inexistente, la envidia que me provocaba Momo con su vida de libertad y propiedad del tiempo.

Recuerdo a una Celestina, a Miguel en “La ardiente oscuridad” intentando terminar con la ilusión y el optimismo de un mundo aparentemente perfecto, a Bernardo, Fernandina y Esquilache protagonistas del famoso motín en “Un soñador para un pueblo”.

Recuerdo viajar a bordo del Nautilus junto a Ned Land, el más valiente, rubio y guapo de todos en “Veinte Mil Leguas de Viaje Submarino". La inquietud y a la vez fascinación que me producía Jean-Baptiste, el ser inoloro de El Perfume.

Y por supuesto, recuerdo al más grande, a D. Quijote. Al que no le molestaban manzanas, cebollas o patatas porque su mundo estaba lleno de todo aquello que alimentara el espíritu, incompatible con los asuntos terrenales en los que la mayoría perdíamos el tiempo y andábamos enredados de la mañana a la noche.