viernes, 10 de diciembre de 2021

Ye Feo



-Ye feo. 

Esa era la expresión que más oía sobre su tierrina del alma. 

Se veía desde la carretera (ahora autopista), un paisaje oscuro, lleno de polvo de carbón que parecía envolverlo todo en una película del pasado, en blanco y negro.

Cada vez que escuchaba aquella expresión se le encogía un poco el corazón (del alma no tenía muchos conocimientos ciertos para otorgarle tal consideración) y pensaba en lo guapo que había sido para su familia aquel carbón que tanto ensuciaba a la vista de aquelloacompañantes de Alsa. Los miró de reojo y lo vió claro; no hay nada peor que un pobre farto a papas.

En su casa el carbón tenía el color del oro, el del brillo que ahuyentaba el hambre y el frío, y el de la luz del fuego que alimentaba la cocina. Todo eso era para ellos. Una familia que sobrevivía con dos vacas y un gocho, en la que nada sobraba, había logrado construir una casa nueva encima de aquel chamizo que habitaban y pagarle a ella su carrera de medicina. 

Era la médicu del pueblo gracias a aquellas becas de la minería que tanto ensuciaba y mataba poco a poco a muchos de sus pacientes. Paisanos a los que conocía de toda la vida y entre los que se encontraba su padre. Homesque habían levantado literalmente aquella tierra, afuracándola con sus brazos y el entusiasmo de un futuro digno que aumentó sus ingresos pero acortó los años de vida.

-Ye feo.

Volvía a retumbar en su cabeza mientras leía aquellas noticias de cierres que se avecinaban, indemnizaciones, despidos y huelgas que habían terminado casi con la convicción de muchos de aquellos duros sindicalistas.

A ella, el futuro en verde que vislumbraba no le parecía muy guapo para su tierrina.



domingo, 5 de diciembre de 2021

A cuestas con el suroccidente de Asturias

 #reflexionesdepandemia #Acuestasconelsuroccidente 

Consciente de que escriba lo que escriba va a ser como caminar por el filo de una navaja y que el riesgo de deslizarme o que a posteriori me empujen a cualquiera de los lados es casi inevitable, voy a ello.


  






La realidad de nuestra comarca es muy dura y, como alguna representante sindical advirtió al día siguiente de la desgracia, las posibilidades de que esto supusiera un antes y un después eran muy altas. Y así sucedió, pasamos a ocupar las portadas, las televisiones, las plataformas de recogidas de firmas y hasta el movimiento ciudadano está despertando cansado y desesperado.

He leído cartas a cualquier cargo público que nos imaginemos, desde la más cercana de la hija, hasta de cualquiera que se ha sentido mínimamente afectado ante tamaña desgracia (a la que nadie en su sano juicio puede permanecer indiferente) . 

El poder que creemos poseer por tener acceso a estos medios nos crece y envalentona, nos lleva a grabar vídeos, subir imágenes y dejar opiniones (como hago yo en este momento  🙏🙏) creyendo que tenemos algo que aportar, algo diferente al resto y hasta más capacidad y argumentos (en algunos casos) para servir de acicate y q la vez faro de quienes nos pueden seguir.

Y entre todas nuestras buenas intenciones se van soltando demonios atados durante los últimos tiempos mezclados con  mensajes catastrofistas que reivindican una unidad política aséptica con el bien común como único titular de pancarta. 

Yo no quiero actos apolíticos, no me los creo, cuando las ideologías se aparentan dejar de lado, solemos abrir el camino a quiénes argumentan no creer en ellas y ansían destruir todo lo que huele a izquierda, a democracia y a derechos . Siempre es el mismo argumento, la política y los políticos son lo peor; los sindicatos ya ni los menciono… 

Yo quiero política, política de izquierdas (preferiblemente ), pero también de derechas, por supuesto. Una gestión valiente, con buenos y buenas políticas que trabajen de manera comprometida por nuestra comarca, asumiendo errores, escuchando lo que las vecinas y vecinos tenemos que decir y hasta pidiendo perdón si llega el caso.  

Quiero información sobre las inversiones, sobre los plazos, sobre la realidad y sobre todo; QUIERO LA VERDAD. No quiero que se me trate como a infante sin capacidad de comprensión, sabré distinguir las voluntades de las posibilidades, pero díganmelas.

Pero también quiero grupos políticos que gestionen la lengua y la cultura asturiana, que se encarguen de regular medidas de igualdad entre hombres y mujeres, de acciones que luchen contra cualquier discriminación. Autoridades que denuncien las agresiones a homosexuales, que defiendan una buena educación pública en el medio rural, inviertan en  nuestra sanidad rural  y sean un muro en la lucha contra el covid y su vacunación.

Porque no creo en aquello de que “el pueblo siempre tiene la razón” ni el el “todo por el pueblo pero sin el pueblo” devuelvan la dignidad con sus actos, no nos tengan miedo, vengan a vernos y a escucharnos, tanto a la ciudadanía como a las distintas organizaciones que tienen ideas y proyectos que aportar. Que ya Santo Tomás hablaba de que llegar a la razón no tenía que tener sólo un camino.

 Y aguanten lo que respetuosamente les diremos, aunque no les guste porque eso si va en el sueldo.



Pero son cosas mías