viernes, 10 de diciembre de 2021

Ye Feo



-Ye feo. 

Esa era la expresión que más oía sobre su tierrina del alma. 

Se veía desde la carretera (ahora autopista), un paisaje oscuro, lleno de polvo de carbón que parecía envolverlo todo en una película del pasado, en blanco y negro.

Cada vez que escuchaba aquella expresión se le encogía un poco el corazón (del alma no tenía muchos conocimientos ciertos para otorgarle tal consideración) y pensaba en lo guapo que había sido para su familia aquel carbón que tanto ensuciaba a la vista de aquelloacompañantes de Alsa. Los miró de reojo y lo vió claro; no hay nada peor que un pobre farto a papas.

En su casa el carbón tenía el color del oro, el del brillo que ahuyentaba el hambre y el frío, y el de la luz del fuego que alimentaba la cocina. Todo eso era para ellos. Una familia que sobrevivía con dos vacas y un gocho, en la que nada sobraba, había logrado construir una casa nueva encima de aquel chamizo que habitaban y pagarle a ella su carrera de medicina. 

Era la médicu del pueblo gracias a aquellas becas de la minería que tanto ensuciaba y mataba poco a poco a muchos de sus pacientes. Paisanos a los que conocía de toda la vida y entre los que se encontraba su padre. Homesque habían levantado literalmente aquella tierra, afuracándola con sus brazos y el entusiasmo de un futuro digno que aumentó sus ingresos pero acortó los años de vida.

-Ye feo.

Volvía a retumbar en su cabeza mientras leía aquellas noticias de cierres que se avecinaban, indemnizaciones, despidos y huelgas que habían terminado casi con la convicción de muchos de aquellos duros sindicalistas.

A ella, el futuro en verde que vislumbraba no le parecía muy guapo para su tierrina.



No hay comentarios:

Publicar un comentario