sábado, 22 de diciembre de 2012

LA MODA DEL PERDÓN



El otro día estaba yo contemplando una escena bucólica, es decir, rural y pastoril ¡de pueblo,vamos! Imaginaos a dos niños de unos 5 años jugando en la calle. Ambos guapos, muy guapos, pero uno era como los angelotes del renacimiento. Rubio, con el pelo rizado a media melena, ojos grandes y claros y una cara blanca con  pequeños coloretes, de los que llaman la atención y todas las abuelas le pellizcan el moflete.
Cómo iba contando, contemplaba esta escena cuando de repente el angelito en ciernes epieza a pegar al compañero sin motivo aparente y ante la mirada de la madre por las protestas del "menos angel" cambia la cara y transformandose otra vez a miguelangelino pronuncia con vocecita propia de su elevación "perdona ...., perdona". Y esa madre observadora, que sólo se ha percatado de la última parte, le dice con una cara de adoración total "muy bien hijo, así me gusta, pidiendo perdón".
Yo quedé estupefacta, pero sobre todo con unas ganas de levantarme y coger al angelote por los pelos y decirle cuatro cosas, al igual que a la madre amantísima e ignorantísima de lo que tiene en casa.
Dirán que soy una exagerada, pero no, que lo ví con estos ojitos u ojazos y lo escuché con estos oídos que no orejazos.
Por lo que yo percibí, el funcionamiento es el siguiente; el niño pega o hace lo que le place, siempre que, cuando la parte afectada eleve el tono más alto de lo normal, represente el "mea culpa" mejor escenificado y creíble que pueda. Asunto zanjado. Nada de propósito de enmienda, ni de arrepentimiento sincero, eso pasó a la historia.
¿Tanto ha cambiado el cuento? En mi época si hacías algo mal tenías muchas posibilidades de recibirlo en la misma cantidad, aparte del castigo seguro, que al final era lo que realmente fastidiaba; Sin paga el domingo, sin salir a jugar un par de días, sin televisión....etc.etc. era lo habitual, y raro el día que alguien de la pandilla no padecía alguno, por otra parte, totalmente asumido y visto cómo habitual por el resto.
Sin embargo a mí lo que me alertó no fué la escena en cuestión, que podríamos verla como algo habitual entre infantes (sin título), sino la sensación de ver representada una actitud muy frecuente en nuestra sociedad, a otra escala: LA MODA DEL PERDÓN.
Recordemos el ejemplo de el Rey por ir de caza, Ana Botella por el suceso de Madrid, el Papa por La Inquisición o el Holocausto, o Rajoy por no llevar cinturón de seguridad (creo que es lo único de lo que se ha arrepentido hasta ahora).
A veces creo que William Munny , Clint Eastwood- Sin Perdón , tenía más dignidad y sentido de la responsabilidad haciendo su trabajo (salvando las distancias) que muchas y muchos a los que diariamente aguantamos y sufrimos con sus mentiras, hipocresías y esa chulería de "Fuí creado o creada para esta misión.."
Definitivamente si, creo que tendría el suficiente trabajo como para conseguir esa jubilación que le faltaba y a su vez arreglarnos la nuestra.






lunes, 3 de diciembre de 2012

FLORES PARA UNA TUMBA


Araceli se levantó con dolor de cabeza, las palabras le retumbaban todavía como si vinieran desde un aparato de música estropeado; distorsionadas, lentas y amenazantes..- hi -ja  de  pu- ta, da- te  la vu-el- ta  que  te  voy  a  en-se-ñar  lo  que  es  un  hom-bre. Tiembla al recordarlo, no sabe que va a hacer pero no puede seguir así.
 ¿Por qué no podremos elegir a las vecinas y los vecinos?
              La suya  se llama Loli y lleva conviviendo con su pareja (entre primeras y segundas oportunidades) unos cuatro.
Loli es de estatura normal, unos 35 años, con una guapa melena castaña clara, buen cuerpo y estilo para vestir cuando la economía se lo permite, que no es muy a menudo. Nunca se han tratado demasiado a pesar de que las puertas de sus pisos están una al lado de la otra, aun así, conoce lo suficiente sobre ella: Tiene una media jubilación por un problema cardiaco grave sucedido hace unos años, está separada de su primer marido, ¡otra historia parecida!, y ahora trabaja en una tienda de ropa cara porque la dueña obtiene beneficios asociados a su minusvalía. Así de duro y real.
La fama de mala cabeza y persona inestable la ha acompañado a lo largo de su vida, aunque Araceli piensa que su baja autoestima tiene mucho que ver.
En ella todo es un continuo ir y venir, todo se  repite. Después del lío que montaron, con denuncias de malos tratos por parte de ella, acusaciones de robo de dinero y broncas entre las familias, han vuelto a vivir  juntos.
Javier, que así se llama, es cinco años menor que ella, más bajo , delgado y no debe de ser feo, pero a estas alturas cada vez que lo ve no se molesta ni en mirarlo a la cara, solamente puede escupirle un “hola” con la mínima pronunciación y esfuerzo posible.
 La mayoría del tiempo no tiene trabajo y arrastra fama de ser un celoso  preocupante. Para él sólo existe una pasión: las motos, esas especiales para ir a la montaña y dar tumbos y saltos por senderos o donde le plazca, para eso siempre hay tiempo y dinero.
¡Y vuelta a empezar!, los gritos, la falta de respeto, y el emigrar de Araceli del salón a su habitación (la zona más alejada) para no escuchar y así no sentir tanto remordimiento. Si ocurre algo, prefiere no saberlo, no oírlo.
Pero ya no puede más, tiene que actuar.
Ayer fue ella la que discutió con sus amigas cuando les contó lo que había decidido: Va a ir a denunciar la situación de Loli ¡con ella o sin ella! Tiene claro (casi)  que quiere  hacerlo…
Sin embargo, todas estaban en su contra, que si está chiflada, que se va a meter en problemas con las familias, que si Javier va a ir a por ella y sobre todo que probablemente Loli no va a estar de acuerdo y tendrá  que respetar su opinión.
Le da igual, está cansada de hacer  como que no oye, de soportar que todo el mundo hable y hable (si, ella también) sin hacer nada de nada. Loli no escucha a las pocas personas que se atreven a decirle algo, reciben siempre la misma respuesta; “es que a pesar de todo es muy bueno y me quiere mucho”, como le dijo a Gloria la semana pasada cuando fue a visitarla a la tienda.
Si algún día le pasa algo, estas mismas personas serán capaces de acusarla de no mover un dedo viviendo al lado. ¡A toro pasado todo es muy fácil!

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Araceli estuvo esperando a que sonaran los pasos en la escalera, Loli era tan poco discreta que siempre que llegaba se enteraba nada más cerrar la puerta de la calle. Los golpes de las botas en los escalones iban indicándole cuanto quedaba hasta el tercero. Escuchó el portazo de su piso y decidió dejar un pequeño margen.
Pensó, recordó y ensayó en voz alta el diálogo que tenía preparado con las diversas opciones que podían ocurrir. No quería que la dejara sin argumentos. Uno, dos, tres… ¡allá va!
Tocó el timbre y nada más hacerlo sintió que la boca se le quedaba como si hubiera comido medio kilo de bacalao, pedía agua urgentemente. Pero aguantó, ¡meca!, Loli debía de estar en la ducha. ¡Parecía tonta! ¿Acaso no estaba acostumbrada a oír el agua en el baño a los cinco minutos de entrar ella en casa? ¿Cuantas veces había protestado en voz alta por ello? A Loli no le importaba la hora ni los ruidos, era una acción rutinaria que cumplía fielmente.
Cuando se abrió la puerta lo confirmó, el olor a gel afrutado, de esos que parecen  manzanas (y que no soporta), le llegó desde el baño. Loli vestía un chándal rosa, la melena recogida y zapatillas de felpa naranja, con una Hello Kity en cada una.
La miró con cara de sorpresa, sonrisa con apertura melón en su boca y la frente relajada. En todos los años que llevaban de vecinas debía de ser la segunda o tercera vez que llamaba a su casa; le preguntó qué quería  sin invitarla a pasar.
Y Araceli empezó tímidamente uniendo las letras, despacio, para formar las palabras adecuadas, observando su reacción y siguiendo su memorizado discurso. A medida que cogía confianza lo que salían ya no eran palabras, sino frases  a una velocidad y claridad que le sorprendieron a ella misma. Cuando acabó se sentía como cuando era pequeña y le confesaba un secreto  a su madre. Muchas veces intuía que tendría un castigo pero era mejor eso que vivir con aquella angustia dentro. ¡Por fin, hecho!
Estaba tan ensimismada que no se había dado cuenta de la cara de Loli; era un cuadro, pero de verdad. En ese momento era como una de las figuras fantasmagóricas del Greco , la cara larga, los ojos caídos que parecía que de repente se habían introducido en las cuencas producto de una vergüenza inconfesable y la mano en el pecho, que era lo que más le preocupaba. Temía que le fuera a dar algún infarto  por su culpa y entonces menudo arreglo habría preparado.
Y lo peor era que no hablaba, ni media palabra. Sin previo aviso empezaron a caer unas enormes lágrimas por su cara, fueron unos instantes, no duraron más. Caían con todo su peso, sin que nada las retuviera hasta que llegaban al jersey de su pijama formando  unas sombras alargadas de acuerdo al resto de su figura.
Se recompuso, cambió hasta el color de sus mejillas y con una altivez que la dejó fuera de juego le dijo que se metiera en su casa y se ocupara de sus asuntos. Sin darle tiempo a decir palabra le cerró la puerta en las narices de manera que sonó en todo el edificio un enorme zambombazo, eso  la hizo reaccionar.
Antes de que nadie la viera se metió en su casa y todo aquel sentimiento de trabajo  bien hecho y tarea cumplida se transformaron en  dudas, miedo y una rabia que la encendía. Pero ¿esta tía que es lo que quiere? ¿Aparecer llena de golpes o tal vez algo peor? Pues mira, problema de ella, es lo que se merece. ¡Por imbécil! Encima de que se había atrevido a dar el paso sin que ella se lo hubiera pedido la trataba así. ¡Era una orgullosa y una prepotente que no quería reconocer que necesitaba ayuda! Y así continuó relatando un rato.
Al final consiguió relajarse un poco y se sentó a pensar qué hacía ahora. Unos instantes antes lo tenía muy claro pero en este momento...  dudaba de todo.
Quería ordenar  las ideas, así que decidió que hasta el día siguiente no volvería a pensar en ello.

 

 

Cuando se vieron a lo lejos empezaron a sonreír, ninguna era muy efusiva, dos besos formales y un ¿qué tal estás? sirvieron para romper el hielo y dar paso a lo que de verdad querían. Hablar y contar, todo sin resúmenes, saber una de la otra hasta la última anécdota. Llevaban demasiados años hablando por teléfono, sólo por teléfono.
Loli ya no huía, y eso se le notaba, sólo hacía cuatro meses que era libre y le parecía que llevaba media vida. Adiós a la vida secreta, a no poder ir al pueblo, ni fiarse de las personas desconocidas... ¡habían sido cinco años duros, muy duros!
Los recuerda día a día, casi minuto a minuto; la paliza final, aquella que la obligó a ir al hospital y mentir una vez más, la cara de Araceli cuando volvió a casa y se la encontró en el pasillo  pero no le dijo nada. Se recuperó con Javier a su lado las 24 horas del día, eso era lo que él quería, tenerla allí, día y noche, dependiente total, necesitando su ayuda hasta para ir al baño, -Cariño, no te preocupes, para eso estoy yo, no necesitas a nadie más- le decía a todas horas.
Casi lo consigue, estuvo a punto, pero no podía. Ya no, quería marchar, salir de aquella jaula podrida y sabía quién la iba a ayudar.
Todo fue poco a poco, cada vez que Javier salía aprovechaban para organizarlo,  antes de que empezara de nuevo, esta vez ya no había vuelta atrás.
¡Y llegó el día! Araceli arrancó el coche y Loli lloró, lloró como nunca lo había hecho, sin parar, sin hablar, sin disimulos. Las lágrimas sabían a  golpes, insultos, peleas, gritos...y ella las iba atrapando con la lengua y tragándolas para que nunca más pudieran volver a escaparse.
Los años en las casas de acogida y grupos de terapia habían sido difíciles, pero muy felices. Compañeras y mujeres como ella, que la entendían y no la juzgaban, donde se sentía respetada y valorada.
Y por fin, hace cuatro meses la llamada de Araceli; había muerto. Si, Javier se había matado con la moto en el monte. Aquella honda cr 85 de segunda mano en verde y blanco, una moto de cross  pagada con el dinero que ella había ahorrado durante un año entero de trabajo, accedió a dárselo después de que él la violara tres veces seguidas y la obligara a jurar que nunca en la vida la habían hecho disfrutar tanto. El merecía aquel capricho -¿a que sí cari, a que no te importa nada dejarme ese dinero? a mí, que soy la persona que más te cuida y te quiere. Tú no te preocupes por nada, que para eso estoy yo aquí, y voy a estar muy, muy contento contigo-
Ahora sabe que es la mejor inversión que ha hecho en su vida; pero no quiere pensar en ello, sino en contarle a Araceli que ha conseguido un  trabajo en otra tienda, y que hay un chico muy agradable en una cafetería de la calle con el que ha quedado un par de veces para tomar algo. Y de que vivir sin miedo es la mejor experiencia que ha tenido, ya no mira hacia atrás cuando camina por la calle.
Está pensando en volver al pueblo en Semana Santa, es cuando más gente regresa y quiere que la vean, que observen lo guapa y feliz que se encuentra. Sólo irá unos días, porque su vida ya no será allí, no podría, pero tiene una tarea pendiente.
Quiere ir al cementerio para llevar un enorme ramo de flores a la tumba de Javier, exactamente lo mismo que habría hecho él con ella.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

viernes, 23 de noviembre de 2012

Historias de vecinas



Araceli estuvo esperando a que sonaran los pasos en la escalera, Loli era tan poco discreta que siempre que llegaba se enteraba nada más cerrar la puerta de la calle. Los golpes de las botas en los escalones iban indicándole cuanto quedaba hasta el tercero. Escuchó el portazo de su piso y decidió dejar un pequeño margen para que se pusiera cómoda.
Pensó, recordó y ensayó en voz alta el diálogo que tenía preparado con las alternativas que podían ocurrir. No quería que la dejara sin argumentos. Uno, dos, tres… ¡allá va!
Tocó el timbre y nada más hacerlo sintió que la boca se le quedaba como si hubiera comido medio kilo de bacalao, pedía agua urgentemente. Pero aguantó, ¡meca!, Loli debía de estar en la ducha. ¡Parecía tonta! ¿Acaso no estaba acostumbrada a oír el agua en el baño a los cinco minutos de entrar ella en casa? ¡Cuantas pestes le había echado sin llegar a decirle nunca nada! A Loli no le importaban ni la hora ni los ruidos, era una acción rutinaria que cumplía fielmente.
Cuando apareció detrás de  la puerta confirmó sus reflexiones, el olor a gel afrutado, de esos que parecen  manzanas ( y que no soporta) ,le  llegó desde el baño. Loli vestía un chándal rosa, la melena recogida y zapatillas de felpa naranja, con una Hello Kity en cada una.

Loli es de estatura normal, con una guapa melena castaña clara, buen cuerpo y estilo para vestir cuando la economía se lo permite, que no es muy a menudo. Nunca se han tratado demasiado a pesar de que las puertas de sus pisos están una al lado de la otra, aun así, conoce lo suficiente sobre ella: Tiene una media jubilación por un problema cardiaco grave sucedido hace unos años y ahora trabaja en una tienda de ropa cara porque la dueña obtiene beneficios debido a  su minusvalía. Así de dura y real.
La miró con cara de sorpresa, sonrisa con apertura melón en su boca y la frente relajada. En todos los años que llevaban de vecinas debía de ser la segunda o tercera vez que llamaba a su casa; le preguntó qué quería  sin invitarla a pasar.
Y Araceli empezó tímidamente uniendo las letras, despacio, para formar las palabras adecuadas, observando su reacción y siguiendo su memorizado discurso. A medida que cogía confianza lo que salían ya no eran palabras, sino frases  a una velocidad y claridad que le sorprendieron a ella misma. Cuando acabó se sentía como cuando era pequeña y le confesaba un secreto  a su madre. Muchas veces sabía que tendría un castigo pero era mejor eso que vivir con aquella angustia dentro. ¡Por fin, hecho!
Estaba tan ensimismada que no se había dado cuenta de la cara de Loli; era un cuadro, pero de verdad. En ese momento idéntica al Caballero de la mano en el pecho del Greco; la cara larga, los ojos caídos que parecía que de repente se habían introducido en las cuencas producto de una vergüenza inconfesable y la mano en el pecho, que era lo que más le preocupaba. Temía que le fuera a dar algún infarto  por su culpa y entonces menudo arreglo habría preparado.
Y lo peor era que no hablaba, ni media palabra. Sin previo aviso empezaron a caer unas enormes lágrimas por su cara, fueron unos instantes, no duraron más. Se recompuso, cambió hasta el color de sus mejillas y con una altivez que la dejó fuera de juego le dijo que se metiera en su casa y se ocupara de sus asuntos. Sin darle tiempo a decir palabra le cerró la puerta en las narices de manera que sonó en todo el edificio un enorme zambombazo, eso  la hizo reaccionar.
Antes de que nadie la viera se metió en su casa y todo aquel sentimiento de trabajo  bien hecho y tarea cumplida se transformaron en  dudas, miedo y una rabia que la encendía. Pero ¿esta tía que es lo que quiere? ¿Aparecer llena de golpes o tal vez algo peor? Pues mira, problema de ella, es lo que se merece. ¡Por imbécil! Encima de que se había atrevido a dar el paso sin que ella se lo hubiera pedido, la trataba así. ¡Era una orgullosa y una prepotente que no quería reconocer que necesitaba ayuda! Y así continuó relatando un rato.
Al final consiguió relajarse un poco y se sentó a pensar qué hacía ahora. Unos instantes antes lo tenía muy claro pero en este momento...  dudaba de todo.





















viernes, 2 de noviembre de 2012

LA BRUJA SIMONA


Reunión de brujas Frans Francken el Joven, 1610. Pinacoteca de Munich.

En una casa de la misma calle, un poco más abajo, vivía la señora Simona. Una mujer gorda, que tenía problemas con muchas vecinas y fama de ser un poco “frívola” y bebedora.
La recuerdo mayor, tal vez con 60 años, no muy agraciada,pelo medio canoso, con unos ojos grandes como sapos y un bigote y barbas sospechosas. Además de un olor desagradable, tal vez un poco sulfuroso, pero a estas concrecciones ya no me atrevo después de tantos años.
Su casa estaba unida por la parte de atrás con otra familia y no tenían buena relación. En ella vivía un matrimonio con dos mellizas, y según esta vecina, cada vez que se enfadaban o discutían por algo con ella, al día siguiente todas sus sábanas aparecían llenas de manchas de aceite. Pero para que no hubiera dudas, ¡no sólo las que tenía tendidas en la calle!, también las que estaban puestas en las camas.
-¿Cómo se explica esto?- Decían mis vecinas, unas a otras.
-La pobre Josefa (que así se llamaba la afectada) se ha pasado el día metiendo la ropa en agua caliente con jabón de sosa, y ni así consigue que queden limpias. Debe de ser alguna grasa rara.
-Y siempre coincide con alguna discusión, por lo visto ayer fue porque las crías le tiraron tierra a su puerta. ¡Ya ves, si lo único que estaban haciendo era jugar!
-Pues yo por si acaso no quiero problemas (decía siempre mi madre), y tú ¡ten cuidado con lo que haces!- mirándome.
Pero la mejor historia sobre ella era aquella que contaba que era capaz de transformarse en gata por la noche. Así era cómo lograba entrar en las casas y manchar las sábanas y todo lo que se proponía.
La descubrieron unos parientes nuestros que tenían en la parte superior de la casa un antiguo molino con unas cernideras, utilizadas para limpiar la harina. Todas las noches cuando estaban durmiendo sonaban las dichosas cernideras y este pariente subía para ver quién las movía, pero lo único que veía era un gato o gata. Cansado de tanto misterio prepararon una trampa para cazar al gato o gata, y le dieron una gran paliza.
Al día siguiente la señora Simona no apareció por la calle y cuando al cabo de unos días la vieron caminando iba cojeando y llena de moratones por la cara y manos. Ella siempre dijo que se había caído por la escalera, pero entonces -¿por qué no ha ido al médico? -decían las malas lenguas. Y lo más importante; ¿por qué nunca más apareció el felino por aquella casa?
Ante todas estas historias, las pocas veces que conseguí entrar en su guarida miraba por todas las esquinas buscando marmitas, animales raros en jaulas o alguna cortina que escondiera posibilidades para mi imaginación.
Yo nunca vi nada, pero me olía raro, y estoy segura de que era verdad; era una bruja. Cuando bajaba por la calle siempre oía como alguien la había visto con EL. Este era un ser misterioso, que todas las personas conocían, pero del que nadie decía su nombre. Tenía la capacidad de estar por todos los lugares donde iba ella.
 Eso sólo podía conseguirlo el Demonio, o algún ser extraño no humano, razonareis conmigo.
Lo único que nunca comprendí era porqué en lugar de hablar a sus espaldas no intentaban avisar a su marido y familia de los peligros de esta compañía, a no ser que nadie “supiera, oyera ni viera nada”, como me decían a mí cuando preguntaba de qué hablaban;
-“¡Tú te callas, que ni sabes, ni has visto ni oído nada!”-

 

martes, 23 de octubre de 2012

SU ACTOR PREFERIDO



APRENDIENDO LA VIDA DEMASIADO POCO A POCO



Su prima la miraba con cara de no creer lo que le estaba diciendo.

-¡Anda allá, me estás tomando el pelo!-.

-Te digo que no, que no tengo ni idea de quién me estás hablando-

-Pero si está buenísimo, y sale en muchas películas, ¿Tú en qué mundo vives?-

-Pues en el de este pueblo ¡yo no veo esas películas! Bueno,¡ sólo veo la televisión a la hora de cenar y mi padre quiere ver El parte y después El tiempo! Además hace muchos años que quitaron el cine, ¿dónde quieres que lo vea?

-Te acabo de decir que hoy ponen una película de él a las 6 de la tarde, puedes verla en tu casa, yo en casa de mi abuela no tengo tele.

Las dos quedaron en silencio, pensando, hasta que se le ocurrió la solución.

-Escucha, Ana, si tú quieres vamos a mi casa y le decimos a mi madre que nos deje ver la película, si vienes conmigo no me va decir que no. Le cuento que a ti te gusta mucho y que como no tienes televisión...

-¡Vale!

Así lo hicieron, llegaron a su casa y le dijo a su madre lo que habían decidido …

-Es que mamá, ella en Madrid la ha visto en el cine, y le ha gustado mucho, mucho... ¿podemos verla?

Su madre las estaba mirando, ella sabía que tenía muchas dudas:

-¿De qué va?  ¡Tienes 12 años!

-Se titula Dos hombres y un destino y ¡es muy famosa!, ¡dejanos verla, anda, que más te da!

Milagrosamente su madre accedió y las dos se fueron al salón a ver aquella televisión todavía en blanco y negro y por primera vez en su vida vio a alguien tan guapo y perfecto que en ese mismo momento pasó a ser su “actor preferido”.Le encantó el aire de gamberro y chico malo, la forma de coger el cigarro, de mirar con esos ojazos azules. En fin, PAUL NEWMAN lo era todo.

Su prima tenía razón, y sobre todo lo que tenía era mucha suerte por saber y conocer todas aquellas cosas que le contaba sobre actrices, actores y grupos musicales.

¡Lo que ella la envidiaba! Nunca se lo dijo.

Paul (obsérvese la confianza) entró a formar parte de su convivencia, habitando en las paredes se sus pisos de estudiantes. En posters de más de un metro de alto y en el que los ojos le quedaban a la altura de su cara y daban ganas de darle un bocado nada más levantarse.

A veces cree que aprendió a jugar a las cartas por si se encontraba con él en un tren o en un casino, para facilitar los preliminares; la película tendría que dar para mucho más.

¡Cómo añora aquellas vidas, con personas nada perfectas y ocupando las horas con los vicios en la cantidad justa!

 

 

 

lunes, 1 de octubre de 2012

BUSCANDO LA PALABRA TRENDING TOPIC





Tengo ganas de escribir, escribir algo, cualquier cosa que me haga sentir el gusanillo y el estímulo de ponerme delante del ordenador y ser capaz de ir rellenando líneas con algo de orden y sentido entre ellas.
 
Llevo media tarde pensando sobre ello, y se me ocurren muchos temas, demasiados; una persona experta sabría ordenarlos y hacer algo decente con ellos.  Pero yo no, a mí me faltan los conocimientos y la experiencia, pero sobre todo las palabras. Esas composiciones de letras y sílabas que tanto cambian dependiendo el orden y la entonación que les demos.

Echo de menos conocerlas, poder usarlas con la habilidad necesaria y ser capaz de expresar con precisión y exactitud la congoja que me produce ignorarlas.
 
Es una cuestión curiosa esta de las palabras; nos relacionamos, hablamos, escribimos y vivimos entre ellas. De hecho, cuando no podemos hablar tenemos que buscar lenguajes alternativos, nos sentimos impotentes y limitados ante una comunicación distorsionada. Es cierto que nos queda la escritura, pero si nos quitaran la escritura ¿qué haríamos? Probablemente inventarla.

Ante este panorama, lo que me llama la atención es que la mayor parte de las veces, en lugar de aprender palabras, estudiarlas, leerlas en todos los lugares que más placer nos puedan producir, las inventamos.

Pensemos; el lenguaje que va modificando el contenido del DRAE (a pesar de los pesares) es el que se utiliza mayoritariamente entre las personas de forma coloquial, de manera masiva e intensiva.

Así, cuando yo era más joven no hubiera pensado jamás que muslamen,culamen, cultureta, sociata, biministro y friki fueran consideradas correctas algún día y no una forma despectiva de hablar sobre ciertas partes o personas. Por cierto, que a este ordenador tampoco le parecen muy conocidas, puesto que me está señalando el corrector que existe algún problema con ellas.

De manera que, ante este panorama, una no sabe si ponerse a leer, usar  y buscar aquellos vocablos necesarios entre volúmenes o salir a la calle a adivinar cuáles serán las tendencias lingüísticas o el argot de los próximos años. Incluso inventarme alguno que me guste con la esperanza de que llegue a ser trending topic y termine aceptado por la autoridad lingüística (al igual que el propio término, ¡ya veréis!).

 

 

 

 

 

lunes, 24 de septiembre de 2012

A sus años en estos berenjenales

 ¡Ya está bien! 

Bajan por la Castellana y no se lo cree; "A sus años en estos berenjenales". Pero "ye lo que toca", no tiene ninguna duda.

Gritar, salir a la calle para que vean que estan allí. ¡Eso sí!, ya cuentan con que no aparecerán en los medios, las manifestaciones de estos días son como los fantasmas, sólo saben de su existencia las personas que las ven.

Son diferentes marchas; sanitaria, educación, funcionari@s en general, mujeres y sindicatos. En todas se siente representada y con todas quiere identificarse.

En la educación está en juego el futuro de sus hijos. Con la sanidad re-tocan una de las  cuestiones que más apreciamos y a la vez más tranquilidad proporcionaba a nuestra inescrutable existencia (además del bolsillo de la familia). El funcionariado le afecta directamente (ambos lo son), lo de los sindicatos siendo delegada es incuestionable y con Las Mujeres ... ¡con las mujeres hasta el final! ¡Siempre las más perjudicadas!, afectadas por la pérdida  de derechos fundamentales y soportando la persecución a la que un señor que dice administrar y organizar leyes y leguleyos se le antoja día sí y otro también.

Lo importante es que están, sumando, acompañando y reivindicando lo que les pertenece; esos derechos que van desapareciendo viernes tras viernes arrastrados al sumidero de la decencia. El mismo por el que se diluyeron la vergüenza y la dignidad de algun@s polític@s.

Una pérdida probablemente irrecuperable en nombre de la mayor falacia inventada en nuestra época: La crisis.

¡Ya está bien! Dejemos de decir si, bwana  y pongámonos en el lugar que nos corresponde; el que nos van quitando los deshaucios, la invasión privada, la alienación educativa y el ogro Provida-Gallardón.








 

 

lunes, 27 de agosto de 2012

Declaración de intenciones




O de cómo empezar un nuevo camino.



    Llevo tiempo sin escribir y lo echo de menos. Escribir produce una sensación rara, como de desahogo y a la vez cosquilleo de incertidumbre pensando en quién lo va a leer y qué opinará sobre ello.
Nunca me ha preocupado demasiado el qué dirán, pero sí el hacerlo lo mejor posible. Esforzarme en el vocabulario, escoger palabras adecuadas y sobre todo cuidar la ortografía.Imagino que cuando valoramos la escritura también valoramos la lectura, e ídem.
Pero últimamente me da mucho pudor,leo textos magníficos, compañeras que conocen y abarcan una cultura y conocimientos que dificilmente puedo imaginar, y todo ello provoca que me rodee de un nivel que invita al menos una seria reflexión sobre lo que yo considero o consideraba escribir.
Lejos de lamentarme, este texto es una reconciliación con mi blog al que tengo abandonado desde el mes pasado. Con él me comprometí a trazar un camino y no lo voy a dejar colgado (como tantas otras cosas); aprenderemos a escribir mejor, leeremos todo aquello que nos parezca adecuado para nuestros objetivos. Tenemos todo un mundo literario de posibilidades por explorar y conocer, cuanto más ignoramos, más nos queda por descubrir. Y aunque no tenemos mucho tiempo, lo administraremos.
Nos iremos superando y animando mutuamente, aprenderemos sobre escritura; cómo hacer que nuestras palabras suenen mejor.Y también sobre esos asuntos que solemos tratar, feminismo, mujeres, política, educación...
Pero sin duda ninguna lo que más practicaremos será la denuncia de las injusticias, el uso y abuso que se produce sobre las mujeres en nuestra sociedad;¿cómo puede ser que más del 50% de la población no tenga la voz necesaria para hacerse respetar al menos con los mismos derechos de la otra mitad?
Transmitir lo que duele leer sobre jóvenes mujeres que piensan en suicidarse con un bote de pastillas cuando salgan de la cárcel en Afganistan, juzgadas por abandonar el hogar o mantener sexo fuera del matrimonio.O en Layla Ibrahim Issa condenada a lapidación por adulterio en un juicio sin defensa en Sudan.O pensar en Mazaltov Behar Mordoh fallecida recientemente y víctima de la medicina nazi, por ser mujer y judía, su cuerpo se utilizó para experimentar  tratamientos de fertilidad.
Para todo esto necesitamos tener una fuerza importante,sólida en todos los aspectos, porque los tiempos que se avecinan van ser duros y cargaditos de regalos...
Así que nada ¡Nos ponemos a ello!
 

lunes, 23 de julio de 2012

La malformación de Gallardón



Si hay algo éticamente inaceptable y con lo que es muy difícil convivir es la circunstancia de una familia humilde (ejemplo aplicable a muchas otras circunstancias) que se encuentra con una hija o hijo dependiente; con algún tipo de malformación.
¡Ya está bien! ¡Que una no pueda estar tranquila ni en vacaciones! Ando a medias, tecnológicamente hablando, es tiempo para desconectar; amig@s, familia... para lo que me dé la gana. ¡PUES NO!. Resulta que cuando llego a casa, tarde, después de un día familiar entrañable aparece el malnacido de Gallardón y me lo arruina todo.
Yo no puedo hacer una reflexión éticamente irreprobable, pero sí me considero capacitada para realizarla sobre la vida del día a día
Si hay algo que no soporto son esas personas que salen en los medios de comunicación dando ejemplos dignificantes del cuidado a dependientes (tanto mayores, cómo menores ) y escuchándolas intuimos a esas cuidadoras, enfermeras, fisioterapeuticas...etc  que se pueden permitir en su domicilio para que a sus adorables familiares no les falte de nada. ¡Así cualquiera!
Me quedo mucho más a gusto diciendo que creo sinceramente que Gallardón es un malnacido. Una persona pública política que tanto presume de ética no puede provocar que todas aquellas mujeres que por las circunstancias que sean conciben un feto con malformaciones (no olvidemos los factores genéticos) tengan que renunciar a una parte importante de su vida, sus recursos o quizás hasta su trabajo para poder afrontar la situación con la que se encuentran. Sin contar con la parte emocional y de responsabilidad que en la mayoría de los casos recae sobre nosotras.
Sin embargo, he llegado a la conclusión de que Gallardón lo hace pensando en su propia subsistencia, la de su especie ; tocada de una malformación, no sé si congénita o adquirida, pero totalmente dañina y lesiva para la sociedad.
Cualquier mujer advertida de ella haría lo posible para evitar el sufrimiento que causaría a todas las de su género.
¡Suerte tiene de que no hace muchos años que se puede realizar!
Ahora, desahogada, voy a seguir con la bendita rutina vacacional.


jueves, 12 de julio de 2012

ESTA NOCHE HA DORMIDO DEMASIADO BIEN


Esta noche ha dormido bien, perfectamente, sin nada que le haya preocupado lo suficiente para dar alguna vuelta más de las habituales. Y eso es precisamente lo que hace que se sienta tan mal.
¿Será verdad lo que le dijo aquel compañero de trabajo? Que a ella tampoco le importaba lo que les sucediera cuando volvieran a su casa, porque  si no se las llevaría a la suya o tomaría otras medidas.
No es verdad, sabe que no es verdad, o al menos es de lo que intenta convencerse a sí misma.
Se considera una defensora acérrima de la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, feminista y activista en esta causa. Pero lo de ayer noche la ha dejado descolocada.
Era la primera vez. Profesionalmente, ha podido intuir esa humillación que llevan algunas mujeres en la mirada, las que hace tanto tiempo que han dejado de levantarla  del suelo que cuando acuden a un centro sanitario es porque ya no pueden con el cuerpo tampoco.
Pero esto era diferente; una mujer  joven, una hija de veintipocos y un marido y padre empeñado en anularlas hasta ese punto.
Iban entrando de uno en uno a la consulta del médico, con  los tres a la vez había sido imposible enterarse de algo, y ella aprovechaba los tiempos de espera para enterarse de la situación. Escuchó muchas injusticias, desprecios… e intuyó otras tantas. Sobre todo cuando le tocó pasar a él y quedaron a solas con ella.
Fueron estas dos  frases las que no ha podido olvidar: –Casi me vistió para que viniera, está convencido de que estoy loca y necesito tratamiento- y - A la niña no la deja abandonar a su pareja, porque según él es muy trabajador y se entienden perfectamente (ellos dos), aunque no la saca de casa desde octubre (esta bellísima pareja) -
Quería gritar, llamarle de todo lo que se le pasaba por la cabeza a él. Y a ellas, que lo mandaran a paseo; que no aguantaran aquello ni un segundo más.
Pero lo hizo a medias, comedida, pensando muy bien las consecuencias de lo que decía. Era una profesional y sabía que todo tenía un proceso. Las conocía desde hace muchos años, y no sabía si eso ayudaba o dificultaba. A él también. Las ideas preconcebidas no nos hacen nada bien en muchas ocasiones, perdemos la objetividad y el sentido crítico.
Sin embargo, en este caso lo tenía claro. Él era un ser abominable, bebía, sí, pero a estas alturas ya no colaba.  Sabía que no funcionaba así, los violentos lo son con y sin alcohol.
Habló entre líneas, como ellas, dio a entender que existían recursos a su alcance para salir de aquella situación, tenían que tenerlo claro y dar el paso…el más difícil. Hasta ahí pudo llegar, ellas no hablaban de necesidades sino de rutinas, de odios y de una vida desgraciada a la que se habían acostumbrado con estrategias que le permitían liberarse de esta opresión a su manera. Pensaban que controlaban la situación y escuchó la más común de todas las justificaciones “por los hijos”.
Nada más, no pudo conseguir nada más o tal vez no tuvo la decisión para hacerlo. No lo tenía claro y sigue sin tenerlo. ¿Cuál es le método? Por ganas hubiera gritado a aquel energúmeno lo que pensaba. El loco era él, un demente y machista  que trataba a “sus” mujeres como objetos a su servicio, para sus intereses, en todos los aspectos. Y a ellas ¡que se fueran!, mejor ¡que lo echaran! La casa era de la familia de ella. Que se vieran lo jóvenes y guapas que eran para dejar que nadie le dijera lo contrario, con muchas posibilidades en la vida. Todas menos la que tenían presente.
Pero no se atrevió.
Las vio marchar rápidamente, ellas dos en un coche y él en otro. Con la cabeza alta, demostrando que se podían arreglar perfectamente sin él, pero también sin los recursos de aquel centro sanitario.
Habló con sus compañeros, tenían puntos de vista diferentes ¡Y tanto! Para ellos no había nada claro, ella no parecía estar bien psíquicamente y la hija no tenía aspecto de estar preocupada por nada. Y ¿qué mas da? Argumentaba ella, nada justificaba la situación que tenían delante. ¿Qué situación? Le preguntaban, no han hablado de violencia ni de necesidades de ningún tipo.
Es cierto, no han hablado de ellas, pero sabe que existen. Lo intuye y lo percibe, en realidad desde el día que lo conoció pensó que podía existir esa posibilidad. Y ahora se han marchado así, sin hacer nada más.
“No podemos solucionar los problemas familiares de todo el mundo, las personas deben de saber hacerlo por si mismas” “Mi conciencia está tranquila, he hecho lo que tenía que hacer, no han manifestado ninguna necesidad, y si les pasa algo no me voy a sentir culpable de nada. Y tú tampoco, sino habrías hecho algo más. ¿Qué vas a hacer un domingo a las once de la noche? ¿Llevarlas a tú casa? Yo voy a dormir tranquilo”.
Y ella también durmió tranquila, de un tirón. Aunque cuando a la mañana siguiente las volvió a ver de nuevo en otra consulta con su médica de familia sintió una especie de alivio de alguna zona adormilada de su interior.




domingo, 1 de julio de 2012

Una colcha de verano


Sentada en una silla baja, de madera, con las patas redondas y aquel asiento de mimbre cruzado, al que añadían el cojín de ganchillo con tantas vueltas de colores diferentes como restos de ovillos le quedaban a su madre cuando los renovaba, pasaba las tardes de verano de cinco a siete aproximadamente.

Estaba en la calle, a la puerta de casa, como se hacía en los pueblos. Desde que bajaba la fuerza del sol y se podía respirar  hasta que llegaba la hora de ir a regar a la huerta. Hacían falta dos personas por lo menos, una para “echar” el agua y otra para avisar cuando llegaba al final del suco y cambiar, eso le decía siempre su madre cuando protestaba porque no quería ir.
No le gustaba ninguna de las dos cosas, pero al menos cuando hacía punto de cruz en la calle, miraba hacía la pared y nadie podía ver su cara. Estaba en otro lugar, cualquiera en el que las niñas no tuvieran que hacer una colcha cómo la que  había hecho su madre y así tener dos iguales; una para cada hermano.

         No recuerda cuantas veces tuvo que deshacer y hacer los mismos ramos de flores, cada vez que contaba las cruces que empezaban en otro color y no coincidían con las que traía entre manos. “Hacer y deshacer todo es aprender”, le decían siempre. Pero en realidad hacía maravillas, teniendo en cuenta que algunas veces estaba con Tom Sawyer y Huckleberry Finn buscando tesoros o espiando en los cementerios. Otras con Los Cinco merendando aquellos dulces con nombres tan raros que tenían la suerte de comer en todas las aventuras – era muy golosa- o incluso recuperando el oro de los sudistas de una de aquella novelas de Marcial Lafuente Estefanía que escondía su padre en la mesilla de noche..

Aquella colcha debió de durar unos seis o siete veranos. Cuando volvía a casa, su madre le recordaba que ella ya no veía lo suficiente para terminarla aunque quisiera y era una pena con lo que ya llevaba hecho no acabarla de una vez.

Y vuelta a empezar; la misma silla, el mismo cojín y la misma impotencia al escuchar las bicicletas de las niñas de fuera cuando subían a la piscina o simplemente se reunían para pasar las tardes del verano.

Ellas eran las de fuera, las que no tenían nada que hacer, pero en el pueblo la vida era diferente.

Para ella, lo único diferente eran los libros que iban pasando por su mente; Ana Frank, El quijote, La celestina...Lo demás eran las mismas puntadas, los mismos hilos y las mismas flores, restando poco a poco horas a la vida, horas a la colcha.                           


viernes, 22 de junio de 2012

No somos gente de tanta categoría


O de cómo no se puede cambiar de conjunto

Las conversaciones con las compañeras y compañeros de trabajo pueden ser muy peligrosas. Comenzamos  hablando de cualquier tema, por rellenar esos huecos que a veces nos permite el tiempo, tranquilamente, y terminamos con afirmaciones o frases de las que después, por mucho que nos arrepentimos ya están dichas y no tienen arreglo.
Hace unos días en el calor de una discusión, de “trabajo” precisamente,  sobre la situación laboral y la influencia que tenían en ella los inmigrantes alguien hizo este comentario: “No pueden tener los mismos derechos (que nos, dirían en esta tierra), nosotros tenemos unas familias que han hecho que estemos donde estamos. Han luchado para conseguir nuestra situación. Las mejoras de las que disfrutamos son gracias al esfuerzo de nuestros antepasados y las de nuestros hijos lo serán gracias a el nuestro”
¡Hala!, Así, cómo quién no quiere la cosa había definido e identificado el problema de los inmigrantes en nuestro país.  Después intentó matizar, quitar hierro…pero lo fundamental estaba claro, ¡y muy claro!

No es la primera vez que lo oigo, esa necesidad de calificarnos en “conjuntos”  distintos;  Las personas de aquí no somos iguales, no podemos ser iguales a las personas de fuera. Formamos dos grupos muy diferenciados; nosotr@s y ell@s. Además  de todos los que se nos puedan ocurrir, por supuesto.
Como decía, esto de los conjuntos, debe de ser una de las lecciones que mejor hemos aprendido en matemáticas: Un CONJUNTO es una colección de objetos  considerada como un objeto en sí. Los objetos pueden de esta colección pueden ser cualquier cosa: personas, números, colores, letras, figuras, etc. Cada uno de los objetos en la colección es un elemento o miembro del conjunto. Suele definirse mediante una propiedad que todos sus elementos poseen y  queda definido únicamente por sus miembros y por nada más. Los conjuntos pueden ser finitos o infinitos.
Utilizando esta definición, como se dice vulgarmente “nos lo ponen a huevo” – güevo- Analicemos los puntos anteriores:
1.     Tenemos en común lo fundamental, la característica que nos determina: NUESTRO ORIGEN.
2.     Definido únicamente por sus miembros: ¡Y tanto que nos definimos nosotr@s sol@s!
3.     Y además está muy claro que el conjunto de las personas de aquí es finito: los nacidos y las nacidas en el terruño (con matices). Y el conjunto “exterior” es infinito, nadie sabe cuantas personas de fuera existen;  en patera, maletero, algunos legales…
Después de tener claro, bien definido y bien diferenciado el grupo en el que estamos, podríamos  añadir otros matices definitivos.
Por ejemplo, pidamos  o analicemos nuestro pedigrí, con esto casi garantizamos que no se nos cuela nadie. Demostremos los años de empadronamiento, lo mucho que nuestra familia ha aportado a esta sociedad o comunidad en la que vivimos etc. Y si encima tenemos la suerte de tener antecesores políticos, históricos (si son de épocas oscuras, mejor) o que hayan destacado en algo ya sería la repera. ¡Ahí si que ya no hay nada que decir ni hacer! Casi que tenemos que  crear otro conjunto para estos casos. Aunque ahora que lo pienso...,¡este ya está creado!, y ¡desde hace mucho más tiempo que el de los inmigrantes!
También podemos pedir el Rh, en el caso del país Vasco, o recuperar lo de Cristiano Viejo…
Y todo por defender el dichoso estado de bienestar con los derechos y beneficios que de él se derivaban. Un estado que crearon las generaciones anteriores con el apoyo de muchas y muchos inmigrantes que trabajaban en los puestos que nadie más quería y con los sueldos que ninguna persona con pedigrí aceptaría.
Pero no vamos a tener mucho tiempo para preocuparnos, porque a la rapidez con que avanza la destrucción de la sociedad española, no nos van a quedar ni derechos ni beneficios por los que pelearnos. Y no porque los del conjunto inmigrante nos hayan perjudicado. Sino porque los que pertenecen a esos otros grupos de verdad importantes cómo el G-20 , Club Bilderberg, FMI, BCE … han decidido que nuestro grupito empezaba a ser demasiado numeroso y ya estaba bien de tanta generosidad.
 Toca perder derechos y  poder económico; nos estábamos acostumbrando a vivir “por encima de nuestras posibilidades” y tienen que corregirnos, recordarnos que no tenemos ni el pedigrí ni las características adecuadas para pensar que somos capaces de ascender de grupo.
Cómo decía alguien a quien conozco; Nosotr@s no somos gente de tanta categoría.

Afortunadamente.


miércoles, 13 de junio de 2012

El machaca de facebook.


O de cómo practicar la dedocracia en una nube-peldaño

     Ha estado durante un  tiempo pensando... y pensando qué es lo que hace que actúes así. ¿Por qué permites que él, tu amigo - no existen amigas, ni conocidas, ni mejores amigas, en facebook todo es masculino- pueda leerte, comentar tus publicaciones y compartir lo que a ti te parece interesante sin que te molestes con un "me gusta" ? ¿En qué momento has ascendido a esa nube-peldaño?

     Te lee, comenta y participa de tus alegrías y patochadas, ¡pero hasta aquí ha llagado! Tiene  derecho a dejar de ser el "machaca" -tu machaca- y empezar a volar por su cuenta.
     Ya ha perdido la esperanza de que pulses esa mano con el pulgar hacia arriba, que leas  alguno de los comentarios que tímidamente está empezando a escribir e incluso que sus noticias y enlaces te parezcan tan interesantes como para compartirlos ;¿no habrá nada que te guste?
     Es cierto que no tiene la capacidad de argumentación ni la soltura de los que lleváis mucho tiempo apellidando vuestros enlaces, pero necesita un poco de atención.
     No te equivoques, no se trata de que seas imprescindible para él (también es amig-o), simplemente lo considera una cuestión de justicia.
      Cuando solicitó tu amistad  confiaba en que algún día repararías en él, sino ¿porqué lo aceptaste? ¿para sumar números? Ya tenías suficientes palmeros, el no quería ser uno más. Creía de verdad en lo que escribías, en tus ideas y en tus comunicaciones, pero se ha cansado.

     No ha nacido para ser un Jean Baptiste Grennoille, quiere que sus sentidos funcionen, emitir  feromonas lo suficientemente fuertes para que su presencia sea detectada, que se extiendan a través de esos sistemas inalámbricos que invaden su entorno y difundan la noticia; EXISTE.
     Ha aprendido cómo funciona una nube-peldaño y renuncia a seguir formando parte de ella.A partir de ahora observará, hablará y compartirá con las personas que le queden a su altura. Esto es lo bueno y lo malo de las redes; te descubren perfiles verdaderos, y algunas veces decepcionantes.

     Compartirá sus feromonas con individuos capaces de valorar sus matices, e intentará que sus amigos tengan alguna señal que les indique que cuenta con ellos. Que aunque no pueda enterarse de todo lo que  desean comunicarle, recibe los eflubios más intensos y está dispuesto a almacenarlos en un recipiente hasta crear el perfume perfecto -como aquel que llevó a Jean Baptiste desde las cloacas más repugnantes a la cumbre de la sociedad- y volver a reenviarlo a través de los recovecos de su ordenador para que haga de las redes, los faces e idems. lugares con los mejores olores y sensaciones conocidas hasta este momento.


P.D. Este texto utiliza el masculino genérico de una forma intencionada, al igual que el medio del que habla.








jueves, 7 de junio de 2012

Historia de un bolígrafo


O de cómo hemos aprendido en los últimos años.


     Ella siempre vió a su abuelo con un bolígrafo en la mano, después observó que su padre hacía lo mismo. No tenían un fín concreto -siempre parecía que alguien lo había dejado encima de la mesa- se dedicaban a dibujar líneas, pequeños bocetos; pero lo que más repetía su padre era su firma. Firmaba con nombre y apellidos, con nombre sólo o incluso con una rúbrica en la que no se adivinaba ninguna letra. Cuando recogía aquellos papeles al día siguiente por la mañana -el tiempo sólo se perdía después de cenar viendo la tele- no quedaba ni un sólo hueco donde poder hacer un "rayujo", cómo diría su hijo pequeño.

     En aquella época los bolígrafos eran como objetos preciosos; escasos y de los que no se abusaba para que no se gastaran demasiado. Si se podía, mejor el lapicero. Además de borrarse, ahorraban papel, que tampoco abundaba y sobre todo costaba dinero.

     A ella, aquellos bolígrafos le parecían unos pinceles que nadie sabía manejar, los miraba y miraba de reojo con la esperanza de que en algún momento crearan una obra de verdad; algo que alterara el relleno de las hojas publicitarias con todos los márgenes fotográficos subrayados, los ojos de los protagonistas ennegrecidos y los huecos con las mismas firmas de siempre. Pero ese momento nunca llegó, y eso le provocaba una inquietud que no sabía explicar, la sensación de tener una deuda con ellos e intentar darles un sentido con dignidad. Realizar algo que los redimiera de tanto borrón y tanta rúbrica.
Ahora, con la distancia, recuerda que tal vez en aquellos momentos sus protagonistas mostraban la satisfacción que producía tener entre sus manos algo que habían visto crear y que no los había acompañado constantemente. Esto y una añoranza producida al observar con envidia como aquella chiquilla y aquel chiquillo tenían a su alcance mucho más de lo ellos pudieron imaginar. Colores, cuadernos, folios y bolígrafos. Todo aquel dispendio para alguien tan pequeño siempre les pareció una exageración, algo que no lograban entender, y reiteradamente aprovechaban para hablar de su precioso pizarrín y del poco tiempo que pudieron acudir a la escuela -en la época de aquellos vaqueros que salían en la televisión en blanco y negro, pensaba ella-.

     Fué descubriendo con la ayuda de Dª Angelita y Dª Pilar, en sus primeros años, la suerte que tenía de poder ir todos los día al colegio en su pueblo. No había que caminar a ningún otro lugar, ni pagar a las profes -aquellos chorizos que su abuela llevaba, los mejores, para que la maestra no cogiera "manía" a su madre-. Contaban con una estufa de butano en el medio de la clase y mesas y sillas para tod@s, algunas todavía compradas por alumn@s anteriores. Y sobre todo, no tenía que abandonarlo para ayudar en las tareas del campo. Aunque echara una mano por las tardes, lo primero eran los deberes.

     Todo esto lo recuerda ahora; cuando se descubre a sí misma con un bolígrafo en la mano haciendo cuardraditos con números dentro, rellenando los mofletes de algun@s polític@s -las revistas que tiene a mano es lo que suelen tener- e incluso practicando algun autógrafo...

     En la actualidad no vive del campo,tampoco tiene chorizos caseros para poder ofrecer a nadie y sus hijos siguen acudiendo a una escuela rural. Sabe que están las cosas complicadas, no hacen más que repetirlo, pero piensa que las casas de ahora son como unas enormes Arcas de Noé. En todas existen al menos una pareja de cada color, bolígrafo o libreta de las que usan en el colegio, necesarias para el diluvio que parece avecinarse con sus cuarenta días y cuarenta noches.

     Si después de este tiempo no sale el sol y la paloma no aparece con una rama de olivo en el pico , tendremos que plantearnos algún curso de buceo o submarinismo intensivo. O quizás, empezar a mutar, cómo ya hemos venido haciendo, y usar los recursos del fondo del mar que deben de ser de los pocos que nos quedan por explotar.