sábado, 30 de enero de 2021

Va con el cargo; insultos


Hace unos cuantos años, siendo yo concejala, una persona me insultó y me dijo de todo menos guapa ( como se expresa por aquí). Cuando pedí protección y asesoramiento legal me dijeron que eso “iba con el cargo” y que era muy complicado defenderse de estas agresiones. Primer error.

Cuando se asume y normaliza el derecho a la agresion verbal , al insulto y la falta de respeto a nuestras y nuestros representantes públicos estamos normalizando la decadencia y el poco aprecio a este trabajo.

Lo mismo ha pasado con los sindicatos.

Seguramente en muchas ocasiones ha habido motivos para ello, pero la degradación y el todos son iguales va mucho más allá.

Y nos quedamos como pasmarotes observando cómo las garantías democráticas se cuestionan de forma continua y el todo vale forma parte de la opinión mayoritaria.

Pero esta serpiente se va extendiendo y los contratos ya no lo son, los horarios de trabajo no se escriben, se pactan. Y los sueldos van en función de lo que le convenga a quién le conviene. O bien trabajas dos y cobras una, o bien eres un becario currante para todo y sin nada. O ...qué os voy a contar!!  (También hay grandes empresarios, por supuesto)

Y entonces ya no te atreves a visitar un sindicato y tragas lo que te echan a la vez que los pones a parir. Y lo de implicarte en Política para cambiar lo que no te gusta ni se te pasa por la cabeza, que con criticarlos tomando la única caña del día que te puedes permitir tienes el desahogo resuelto.

Cómo si todo estuviera hecho, decidido de antemano y el destino predestinado. Mi experiencia me dice que no, que cuando cambias algo, por pequeño que sea, ayudas a que suceda algo mayor. Todos los pocos suman un mucho.

Y por supuesto el desprestigio lo dan algunas personas pero nunca las instituciones ni lo que representan.

Y lo guapo que es pelear por la libertad y la igualdad a pesar de las pedradas que recibamos!! Prueba!!



domingo, 24 de enero de 2021

Reflexiones de pandemia: Lo que nos han robado


Cuando todo esto termine y hagamos recuento de lo que hemos dejado por el camino, no será lo peor la economía o el paro que nos encontremos.

Cuando esta nube desaparezca y la realidad caiga de nuevo sobre nosotros,  seremos conscientes de que la fecha de la agenda quedó marcada en tiempos muy , muy lejanos. Repasaremos los cumpleaños sin celebrar, los funerales a los que no asistimos y las tutorías del colegio canceladas entre otras muchas cuestiones pendientes.

Nos sobran cámaras y micrófonos,Teams y Meet son nuestras nuevas salas de reuniones y las consolas y ordenadores los nuevos parques y campos de juego.

Todo se ha reducido a la supervivencia, a la vida vigilada y vigilante de la salud. Y las PCR, los anticuerpos y las vacunas han entrado en las conversaciones, páginas y redes con la misma velocidad que el virus que las originó.

Y todo quedará como un mal sueño, algo casi irreal, como los recuerdos creados con el reportaje de la boda de un amigo a la que no hemos podido asistir. 

Cuando todo esto termine quizás necesitemos aunar lo pendiente, reunir todas las ausencias , los cumpleaños, las bodas, las cenas de Navidad y hasta las demostraciones de la Termomix. 

Nos urge rellenar el tiempo pasado con ruidos, con personas de verdad y conversaciones sin interferencias. Que regresen las comidas sin prisas, mascarillas o sillas contadas. Y sobre todo; con sobremesas, cartas y hasta ceniceros llenos de humo.

Pero mientras llega, nos queda lo de al lado, mucho o poco, mejor o peor, toca disfrutarlo y llenarnos de ello. Tenemos más para menos, pensadlo.