miércoles, 6 de marzo de 2013

Basta de Lágrimas. Artemisia, la mujer.



La primera vez que ví a Artemisia Gentilechi fué en su autorretrato a través de  una cita de internet. Nunca había oído su nombre y aún hoy desconozco el motivo por el que llamó mi atención.

Poseía una mirada firme, suave, sin estridencias, la de una mujer bella empeñada en triunfar y sobrevivir a todos los Tassi que intentaron poseerla, dominarla, dirigirla o simplemente ignorarla por el hecho de haber nacido hembra.


Una joven fuerte que a principios del siglo XVII denunció a su violador (Tassi) y para demostrar que decía la verdad sufrió torturas y obscenas exploraciones ginecológicas. Consiguió la condena, ridícula, de un año de carcel para su agresor.

Esta italiana, nacida en Roma a finales del siglo XVI fué hija de Orazio Gentileschi (pintor, gran amigo y seguidor de Caravaggio) y contemporánea de Galileo Galilei.

Dicen las personas que han escrito sobre ella (os recomiendo a Ana Banti) que en sus cuadros refleja todo el dolor, la rabia y la impotencia que le produjeron estos episodios de su vida. Tal vez por eso en imágenes como "Susana y los viejos" refleja tan claramente el acoso y la desesperación a la que está sometida.

Archivo: Susana y los ancianos (1610), Artemisia Gentileschi.jpg


Y en el de Judith decapitando a Holofernes parece disfrutar con su actuación, reflejando un dramatismo y una crudeza pocas veces conseguido, según l@s expert@s.






Artemisia lo logró y sus cuadros son su triunfo y su legado.

En Blogueras tenemos un hueco reservado para ella y todas las de mis compañeras que este año servirán de pequeño homenaje y reconocimiento.

Deseamos que las mujeres artistas ocupen las páginas de nuestros libros de historia, las paredes de los museos y el protagonismo en las galerías, escenarios y centros donde se represente en cualquiera de sus modalidades.

Es llamativo que una palabra como "artista", excepcional femenino genérico, con la que se denomina a las gentes que se dedican a la escritura, la música y la pintura (también femeninas) haya sido secuestrada junto a las portadoras de estos dones a lo largo de nuestra historia.


Es hora de hacer justicia, de poner nombre y apellidos y si lo conseguimos, una imagen a cada una de nuestras artistAS.