lunes, 22 de abril de 2013

Feliz día del libro en Afganistán



Según la historia de este blog, mi primera entrada se produjo el 24 de abril del año pasado, algo que no recordaba en absoluto. Justo al día siguiente de que los protagonistas sean los libros y de que en mi tierra se celebre el único acto independista del que yo tengo conocimiento; Villalar y sus Comuneros, curioso.
Cuando pensaba en escribir una entrada para hacer un pequeño resumen de lo que ha dado de sí esta singladura  me he encontrado con algo tan espantoso que ya no puedo hablar de otro tema, me sentiría usurpadora de un protagonismo que no me corresponde. Cuarenta y ocho niñas han muerto envenenadas en un colegio de Afganistan por un grupo islamista, creo que hasta me dá igual quien haya sido el culpable, lo importante es el por qué., y este siempre es el mismo. POR SER MUJERES
Por querer entender qué es lo que les impide tener los mismos derechos que los hombres.
Por revelarse ante una semiesclavitud que las recluye al mundo invisible, al inexistente, a ese que no cuenta y que deja el camino libre para que todas las decisiones se tomen sin su presencia, consentimiento e incluso conocimiento.
Por querer conocer los números y así calcular cuántos enemigos suman las voces que las insultan y desprecian, y los días que maldicen la mala suerte de haber nacido en el lugar y momento equivocado.
Por querer aprender a descifrar qué es lo que contienen esos libros tan malditos y prohibidos que en alguna época eran motivo de orgullo de un pueblo y una cultura y ahora se esconden y alejan como si fueran una caja de Pandora causante de las peores desgracias.
Cuarenta y ocho mujeres, niñas, adolescentes peligrosísimas y armadas con lo más letal y lesivo para la cultura patriarcal; LA CULTURA. Son los fusiles que más miedo le producen y a los que verdaderamente temen, porque desmonta todo su entramado de leyes, normas y tradiciones culturales en cuyo nombre alegan ser los que dominan y controlan sus vidas.
Cuarenta y ocho vidas destruídas para atemorizar, avisar y sembrar el miedo necesario que impida a otras ocupar su lugar, algo que probablemente ocurrirá.
Por eso, leamos, escribamos, denunciemos, sea donde sea o cómo sea. Pero no puede salirle gratis, yo al menos estoy dispuesta a que este blog siga siendo un lugar para intentarlo día a día, unas veces mejor que otras, pero con el mismo ánimo y objetivo.

Poema de Nadia Anjuman (traducido por Andrés Alfaro), poeta afgana asesinada de una paliza por su marido cuando su obra empezó a ser conocida.


¿Por qué debo hablar de la dulzura
cuando siento yo tanta amargura?.
Oh, el festín del opresor
me tocó la boca.
No tengo ni un compañero en esta vida
¿Para quién puedo estar dulce?
No hay diferencia de hablar, reír,
Morir, ser.
Yo con mi soledad agotada.
Con dolor y tristeza.
Nací para nada.
La boca se debe precintar.
Oh mi corazón, ya sabes que es la primavera
Y es momento para celebrar.
¿Qué debo hacer con un ala atrapada
que no me deja volar?.
He estado callada por demasiado tiempo.
Pero nunca me olvido la melodía.
Porque cada momento cuchicheo yo
las canciones de mi corazón
que me recuerdan el
día que voy a romper la jaula,
volar de esta soledad
y cantar como un melancólico.
No soy un débil árbol de álamo
que cualquier viento va a sacudir.
Soy una mujer afgana.
Así que sólo tiene sentido gemir.


Felíz día del libro.






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