martes, 23 de octubre de 2012

SU ACTOR PREFERIDO



APRENDIENDO LA VIDA DEMASIADO POCO A POCO



Su prima la miraba con cara de no creer lo que le estaba diciendo.

-¡Anda allá, me estás tomando el pelo!-.

-Te digo que no, que no tengo ni idea de quién me estás hablando-

-Pero si está buenísimo, y sale en muchas películas, ¿Tú en qué mundo vives?-

-Pues en el de este pueblo ¡yo no veo esas películas! Bueno,¡ sólo veo la televisión a la hora de cenar y mi padre quiere ver El parte y después El tiempo! Además hace muchos años que quitaron el cine, ¿dónde quieres que lo vea?

-Te acabo de decir que hoy ponen una película de él a las 6 de la tarde, puedes verla en tu casa, yo en casa de mi abuela no tengo tele.

Las dos quedaron en silencio, pensando, hasta que se le ocurrió la solución.

-Escucha, Ana, si tú quieres vamos a mi casa y le decimos a mi madre que nos deje ver la película, si vienes conmigo no me va decir que no. Le cuento que a ti te gusta mucho y que como no tienes televisión...

-¡Vale!

Así lo hicieron, llegaron a su casa y le dijo a su madre lo que habían decidido …

-Es que mamá, ella en Madrid la ha visto en el cine, y le ha gustado mucho, mucho... ¿podemos verla?

Su madre las estaba mirando, ella sabía que tenía muchas dudas:

-¿De qué va?  ¡Tienes 12 años!

-Se titula Dos hombres y un destino y ¡es muy famosa!, ¡dejanos verla, anda, que más te da!

Milagrosamente su madre accedió y las dos se fueron al salón a ver aquella televisión todavía en blanco y negro y por primera vez en su vida vio a alguien tan guapo y perfecto que en ese mismo momento pasó a ser su “actor preferido”.Le encantó el aire de gamberro y chico malo, la forma de coger el cigarro, de mirar con esos ojazos azules. En fin, PAUL NEWMAN lo era todo.

Su prima tenía razón, y sobre todo lo que tenía era mucha suerte por saber y conocer todas aquellas cosas que le contaba sobre actrices, actores y grupos musicales.

¡Lo que ella la envidiaba! Nunca se lo dijo.

Paul (obsérvese la confianza) entró a formar parte de su convivencia, habitando en las paredes se sus pisos de estudiantes. En posters de más de un metro de alto y en el que los ojos le quedaban a la altura de su cara y daban ganas de darle un bocado nada más levantarse.

A veces cree que aprendió a jugar a las cartas por si se encontraba con él en un tren o en un casino, para facilitar los preliminares; la película tendría que dar para mucho más.

¡Cómo añora aquellas vidas, con personas nada perfectas y ocupando las horas con los vicios en la cantidad justa!

 

 

 

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