lunes, 27 de julio de 2020

EL SEXO DE LOS ÁNGELES


Iba a comenzar diciendo que no soy experta en nada, pero no es cierto. Soy experta en curiosidad y ganas de aprender todo lo que tenga que ver con el mundo del feminismo, el de los derechos de las mujeres y la historia que nos ha llevado a ser lo que somos y tener las posibilidades que tenemos, con todos los handicaps que aún existen.
Aunque también es cierto que algún máster y cursos de formación andan por casa.

Me gusta pensar y escribir y es lo único que pretendo con estas entradas de mi blog, es como pensar en voz alta sin ánimo de dar lecciones, un pequeño rincón personal.

Aclarado esto, es imposible no inmiscuirse en la actual polémica que denomino "El sexo de los ángeles", permítanme que me lo tome con humor y lo identifique con este término puesto que según la nueva propuesta legal  en la que cada persona decidirá su sexo según lo que sienta podría haber solucionado ese eterno debate del sexo alado en un plis-plas; cada cual el que le de la gana.

A mí, personalmente, me parece un despropósito. Me pregunto que tiene que sentir una persona para saber que es un hombre o una mujer, siendo algo que sabemos porque nos lo han dicho, no porque lo hayamos sentido.

Esto no es como una iluminación o aparición divina en la que se te anuncia el sexo que vas a tener en tu vida, es todo mucho mas mundano. Una o uno nace, y allí mismo alguien te mira y dice la famosa frase que antiguamente (antes del descubrimiento de los rx) tenía mucha más relevancia; "¡ES UN NIÑO"! o ¡"ES UNA NIÑA"!.
Ese ha sido siempre el momento en el que nuestro destino quedaba decidido en un gran porcentaje.
A partir de ahí se de decidía la ropa, el peinado, los accesorios y en muchos casos la educación y las obligaciones que poco a poco se nos van incrustando como el polvo del carbón en las zonas mineras.
En el caso de las mujeres, todo lo que se nos va añadiendo desde que nacemos, llamémosle estereotipos, roles de género o su puñetera madre, nos va pesando y limitando cada vez más.
Luchar contra todo lo que nos han dicho que es ser mujer ha sido duro, nos hemos dejado vidas femeninas por el camino, carcel, maltrato y asesinatos en nombre de la supremacía masculina. Poco a poco hemos ído entrando a calzador dónde molestábamos, dónde no nos querían y dónde aún algunos consideran que sobramos.
Ser mujer aún nos sigue suponiendo el asesinato y maltrato por parte de bestias masculinas por el mero hecho de serlo y, esta violencia sumada a la exclusión en casi todos los lugares de decisión, nos ha permitido lograr una pequeña batalla; la discriminación positiva. Un ligero empujón para colocarnos en los mismos puestos de salida que nuestros compañeros que llegan con una carga mucho más liviana y el convencimiento adquirido de que son sus lugares naturales.

Y ahora nos encontramos con esta propuesta legal de la que hablaba, una nueva Ley que permitiría que las personas decidan el sexo que sientan y aún, va más allá, con la intención de eliminarlo de los documentos oficiales.

Todo nuestro trabajo; la lucha de las feministas a tomar por saco. De repente importa ser mujeres, mola ser mujeres (dirían ahora) como si el serlo haya sido en algún momento un privilegio, una envidia para el género masculino.

Si nos diluímos, desaparecemos.

No es justo que cuando comenzamos a estar presentes, cuando existen pequeños logros legales para protegernos y reconocer la violencia de género contra las mujeres, las cuotas que nos han ayudado a ir apareciendo donde no nos han querido...justo ahora, quieren que desaparezcamos.

Que las personas sientan y sean lo que les de la gana, con todos los derechos y garantías legales es importante para su felicidad, por supuesto. Pero para ello no hace falta cambiar la naturaleza sexual o anularla de los documentos oficiales.
A mí no me sobra nadie, pero tampoco quiero que me expulsen de mi lugar, que toda la lucha contra la opresión que ha supuesto nuestro género a lo largo de toda la historia se venda como algo apetecible es un insulto al feminismo radical.

Decidir nuestro sexo por lo que sentimos me parece de ciencia ficción, es como recrear la película de "Amanece que no es poco"; diálogos de alto nivel, reflexiones insuperables y de gran enjundia que quedarán como testimonio de lo surrealista que puede llegar a ser el ser humano, hembra humana gestante, no gestante o humano de pelo largo, pestañas postizas, barba, vestido y zapatos de 10cm.


Por esto, en el fondo recuerda la discusión sobre EL SEXO DE LOS ÁNGELES, mientras el Ministerio de Igualdad nos obliga a discernir sobre algo (desde mi punto de vista) inútil para el avance de lo que se supone su objetivo, las fuerzas neofascistas aprovechan para ir haciendo sangre y creando fisuras, ganando adeptos hartos de este espectáculo de ring con golpes reales en medio del lodo.


Pero no nos acusen a las que vivimos en la tierra luchando contra los enemigos reales sino a quienes siguen empeñadas en ver gigantes dónde sólo hay molinos.












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