“La nueva normalidad” no comienza hoy, la aceptamos hace un tiempo. Empezó poco a poco, como un cancer indoloro que avanza destruyendo en silencio espacios de relleno hasta que llega a algún órgano vital, aparecen los primeros síntomas y saltan las alarmas.
Así aceptamos al neofascismo disfrazado de partido democrático, ONG social o manifestación por la libertad de España con mascarilla de bandera y cacerola.
No es de ahora, cierto, pero lo preocupante es que nos hemos acostumbrado a verlos y escucharlos como pacientes adaptándonos a los efectos desagradables de la quimioterapia o radioterapia.
En esta nueva normalidad hemos visto como se rompen las reglas que hasta ahora eran incuestionables como el apoyo a las mujeres, infancia o incluso lo más reciente; el homenaje a las personas fallecidas por Covid.
Por ello es necesario y urgente erradicarlo antes de que las metástasis “afecten al cerebro” y los efectos ya sean imparables.
Algo así como el eslogan publicitario de una medicina; “Al menor síntoma...denuncia “
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